Monday, June 15, 2009

El Barrio Chino de Saigón

Como si andar en bicicleta en medio de motos en Saigón no fuera suficiente para experimentar el Asia a carne viva, decidimos darnos un paseo dominguero por el barrio Chino de esta ciudad (Cholon, Chinatown… el nombre queda al gusto del cliente…)

La primera parada fue determinada por el hambre de media mañana sin desayuno, y fue en un restaurante en donde se podía pedir Dim Sum. Para quienes esto les suena a Chino (impresión bien fundada, por lo demás), aclararé que se trata es una comida tradicional que suele comerse en el desayuno o almuerzo, se sirve con té, y consiste en un conjunto de bocados que vienen en porciones pequeñas. Uno elige los platos que quiere, y típicamente te sirven pequeñas porciones de 2 o 3 bocados. Me recuerda al concepto de las tapas Españolas, solo que aquí en vez de que a uno le sirvan paella, jamones, o quesos; le sirven alimentos también buenos, sabrosos, pero de los que por lo general uno no sabe el nombre. La visita al restaurante vino acompañada de dos pequeñas experiencias turísticas. Primero, es la primera vez que veo en un Menú que se ofrecen platos en base a aletas de tiburón. Me hizo pensar en toda la matanza de estos animales solo para extraerles las aletas, me impresionó. La segunda fue menos amarga: conocí por primera vez (aunque estoy seguro que buscando bien en mi lindo país encontraré más de uno) un baño con un urinario que da de frente a una ventana grande, abierta, y expuesta a una calle transitada y a edificios con balcones perfectamente dispuestos para la que los espectadores no se pierdan un detalle de lo que pasa detrás de la vitrina…



El “plato fuerte” del día, sin embargo, vino después, con la visita a las pagodas de Quan Am y Phuoc An Hoi Quan. Estos lugares no son solo interesantes por su arquitectura colorida y caprichosa, sino también porque a ellos concurren grandes cantidades de fieles de una forma de Budhismo (que no me quedó claro si era puramente Chino o ya incorporaba las variaciones Vietnamitas a esta fe) que, a diferencia de las prácticas estándar de esta religión, no enfatiza tanto la meditación sino la realización de rituales en donde la gente venera a una notable variedad de personajes sagrados. En la puerta antes de entrar, así como en los templos católicos venden velas para que los fieles coloquen a los santos, aquí venden inciensos. La gente compra por lo general un paquete de entre 30 y 50, y los consume en un lapso de 15 o 20 minutos.

El ritual es el mismo para todos: primero toman un puñado de inciensos (5 o 6) y los encienden en candelabros o pequeñas estufas que están distribuidas por todo el lugar. Luego, se dirigen a la figura frente a la cual van a orar (no estoy seguro si orar es el término adecuado en este caso, pero valga para efectos de la descripción) y sostienen los inciensos encendidos por encima de su cabeza, a veces tocando la frente con sus manos, a veces de pie, a veces de rodillas. Las expresiones son de absoluta devoción, incluso se puede ver ocasionalmente lágrimas en los ojos de la gente. Y luego de la oración toman los inciensos, los ubican en un depósito de arena (de los que también hay muchos distribuidos por todo el lugar), y se mueven en dirección de una nueva figura frente a la cual el ritual de veneración se repite desde el principio, una y otra vez, hasta agotar el paquete original de inciensos. Cada 5 minutos los depósitos de arena se llenan de inciensos encendidos, y un trabajador del lugar pasa limpiándolos, arrojando al incinerador todos los inciensos, prácticamente enteros.

Comidas, sitios, creencias tan ajenas para mi, pero que son simplemente cotidianas para tanta, tanta gente…


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